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Eva Padrón: Técnica de Conservación y Restauración Forestal del Cabildo de Tenerife
Si se refiere a introducción accidental, es decir, que por el hecho de quitar el pino radiata accidentalmente entraran especies exóticas invasoras la respuesta sería esta: Sí, en caso de que se diera la posibilidad de que accidentalmente entraran especies exóticas invasoras este hecho se tiene en cuenta para proceder a la eliminación de las mismas. Por ejemplo, en zonas de restauración próximas a masas o individuos de eucalipto, esta especie exótica invasora se regenera de forma muy intensa. En estas zonas cuando se detecta la introducción de especies exóticas invasoras se procede a su eliminación ya sea mediante el arranque manual o mediante el corte con motodesbrozadora.
Si por el contrario la pregunta se refiere a si el Cabildo de Tenerife va a volver a introducir especies exóticas en zonas de pinar radiata donde se hicieron labores de restauración la respuesta sería esta: No, para restaurar las zonas de pino radiata se utilizarán especies autóctonas potenciales de la zona.
Eva Padrón: Técnica de Conservación y Restauración Forestal del Cabildo de Tenerife
El pino radiata es una especie que no es propia de Tenerife ni de las Islas Canarias. Esta especie está adaptada a las condiciones costeras del Oeste de California, en EEUU. Por lo tanto, hay tres factores que hacen a esta especie menos resistente al riesgo de caída si la comparamos con en pino canario, que sí es propio de las islas.
El primer factor es que el sistema radicular del pino radiata no se desarrolla bien en los suelos de Tenerife, y es superficial con un desarrollo muy pobre, por lo que es fácilmente abatible por el viento. El segundo factor es la corteza, la corteza del pino radiata es mucho más fina que la del pino canario y, por lo tanto, una vez afectado por el fuego el pino radiata va perdiendo vigor hasta que muere y en algún momento caerá con motivo de su debilitamiento. El tercer factor es la gran densidad a la que se plantó en su día y la gran capacidad de crecimiento que tiene esta especie. El pino radiata tiene una gran capacidad de crecer rápido y de generar madera de calidad, motivo por el cual se planta para producción de madera a lo largo y ancho de todo el planeta. Como en Tenerife no se ha aprovechado dicha madera, ya que los montes se han convertido en una zona de ocio y formadora de paisaje por encima de su función productora, existe mucho volumen de madera en pie. Además, el pino radiata en esas condiciones de densidad y con volúmenes tan grandes pierde la capacidad de resistir a la rotura del fuste y de las ramas. Por lo tanto, el riesgo de rotura es mucho mayor que si lo comparamos con el pino canario que, aparte de ser menor ramoso y tener unos crecimientos más lentos, muchas veces tiene la presencia de tea que le confiere aún más resistencia estructural.
Eva Padrón: Técnica de Conservación y Restauración Forestal del Cabildo de Tenerife
Los presentes trabajos de restauración tienen incorporados en sus partidas de gastos los ingresos de las subastas de madera que el Cabildo Insular de Tenerife ha ingresado durante los 2 años precedentes. Así que la respuesta es sí.
Eva Padrón: Técnica de Conservación y Restauración Forestal del Cabildo de Tenerife
La astilla y la madera fina se deja gratis para los vecinos, en aprovechamientos vecinales sin ánimo de lucro. Cualquier duda pueden consultar en la web de transparencia del Cabildo Insular de Tenerife el Plan anual de aprovechamientos forestales de la Isla de Tenerife.
La madera se subasta públicamente. La publicación del mismo se hace en el Boletín Oficial de La Provincia de Santa Cruz de Tenerife y cualquier persona o empresa puede pujar para su adjudicación.
La astilla y la madera fina que no puede ser retirada por los vecinos también se subasta públicamente. La publicación del mismo se hace en el Boletín Oficial de La Provincia de Santa Cruz de Tenerife y cualquier persona o empresa puede pujar para su adjudicación.
Manuel Marrero. Unidad Delegada de la Comunidad Autónoma del Parque Nacional del Teide
En el Parque Nacional, no sucede como en otros ecosistemas en los cuales, tras ser sofocado el incendio en superficie, éste permanece días o incluso semanas bajo el suelo. En el Parque Nacional, y en su ecosistema característico de matorral de cumbre nunca se ha observado incendio de subsuelo, lo cual es lógico si tenemos en cuenta que el contenido en materia orgánica es bajo. Para las semillas del banco del suelo, en estos matorrales, el incendio de superficie puede ser bueno o malo, depende de la especie. No obstante, para gran parte de ellas, si el fuego avanza más o menos rápido, el incendio actúa como una “tostadora” y escarifica las semillas facilitando su posterior germinación. En condiciones naturales, esto sería un proceso incluso rejuvenecedor en el que matorrales envejecidos y poco diversos se “resetean” y tras el fuego se podría asistir a un cierto incremento de la biodiversidad del lugar. Pero este tipo de adaptaciones, cuando se pierden las condiciones de naturalidad, no siempre conducen al éxito. Tras un incendio, y con todos los progenitores muertos, si la meteorología lo permite, la germinación de semillas puede ser excepcional. Es decir, germinó todo lo que había para germinar (es como si sacáramos todo el dinero del banco). Pero si los herbívoros introducidos se comen las plantas nacidas o si la sequía del verano elimina gran parte de ellas, muy pocas o ninguna llegará a adulto y florecer. Entonces, con los progenitores muertos y la descendencia desaparecida, el banco está agotado (no hay nadie que reponga el dinero extraído) y el matorral en lugar de enriquecerse, se empobrece.
VARIOS PONENTES
Carlos Velázquez. Presidente de PROFOR-Canarias (Asociación de Profesionales Forestales de España)
Los incendios forestales del presente tienen origen antrópico, suceden fuera de la época en que se generaban los incendios naturales (por rayo después del paso de una borrasca en la época húmeda), por lo que son mucho más virulentos. Gran parte de los ecosistemas canarios (salvo el monteverde) presentan adaptaciones al fuego, tanto en sus especies dominantes, como las acompañantes. Pero estas adaptaciones no están «previstas» para fuegos intensos de verano. Por ello y en el escenario de cambio climático, el incendio forestal, y sobre todo el Gran Incendio Forestal tienen consecuencias muy negativas en los ecosistemas forestales de Canarias.
Manuel Marrero. Unidad Delegada de la Comunidad Autónoma del Parque Nacional del Teide
En términos generales podríamos decir que un incendio de vez en cuando no tiene por qué ser una catástrofe. Incluso antes de la llegada del ser humano, cuando no había nadie para apagar el fuego, grandes incendios pudieron asolar la isla. Eso se demuestra en las columnas estratigráficas obtenidas en zonas sedimentarias, donde aparecen carbones a profundidades equivalentes a varios cientos o miles de años. El problema, no es el incendio en sí, sino la frecuencia de los mismos. Si bien es cierto que un incendio cada 100 o 200 años puede “resetear” el ecosistema y este recuperarse y rejuvenecerse, la realidad actual es otra. La frecuencia de incendios en algunos lugares de nuestras islas desgraciadamente es muy alta, y hay zonas que en las últimas décadas se han quemado varias veces. A eso habría que unir la presencia en las zonas afectadas de especies amenazadas con poblaciones muy restringidas, que en condiciones prístinas a lo mejor podrían ser más abundantes, pero que en su estado actual un pequeño conato puede suponer la extinción. A todo ello se une la coexistencia de otros factores de presión como los herbívoros introducidos, el cambio climático etc. Por tanto, creo que, si bien en condiciones enteramente naturales un incendio ocasional podría ser incluso beneficioso, en la situación actual no lo es.
Javier León. Responsable de la Unidad de Gestión Territorial Oeste del Servicio Técnico de Gestión Forestal
Hay afirmaciones que parece que buscan el sensacionalismo y la controversia más que otra cosa. Sentenciar las bondades del fuego es absurdo y peligroso. Es verdad que hay ecosistemas, como el pinar (y en general las coníferas), cuyas estrategias de regeneración se basan en el fuego, o por lo menos en las altas temperaturas, para que sus frutos se abran. Pero siempre dentro de un régimen “natural” de fuego, que no es lo que tenemos hoy día. Tenemos que pensar que muchos de nuestros ecosistemas están muy degradados (pinares de repoblación y montes bajos de fayal-brezal y laurisilva especialmente) y que cualquier perturbación puede hacer que se degraden aún más, incluido por supuesto, el suelo.
Igor Pasaban. Técnico de la Unidad Insular de Medio Ambiente del Cabildo de La Gomera
Yo puedo entender que la adaptación de los pinares al fuego es buena, está claro si lo comparamos con otros tipos de pinares. De ahí a afirmar que es bueno para la regeneración del ecosistema no lo tengo claro, ya que haría falta un estudio detallado de suelo, fauna invertebrada, hongos del suelo, aves, y un largo etc., es decir un estudio integral para ver el resultado de la evolución del ecosistema. No podemos basarnos únicamente en lo que vemos o sentimos después de un fuego, para determinar e indicar que algo es bueno. Yo creo que no tenemos toda la información, sobre todo en lo referente al suelo y claro es más fácil opinar sobre lo que está sobre el suelo que lo que pasa debajo de nosotros sin conocer su estado, cambio y evolución.
Juan Bautista Mora. Jefe de la Sección Forestal del Área de Medio Ambiente, Residuos, Reciclaje, Seguridad y Emergencias del Cabildo del Hierro
Ante todo, he de decir que desde los tiempos del Instituto nacional para la conservación de la naturaleza (ICONA) siempre se han tildado a los incendios forestales como fuegos “MALOS”. En algunos casos si y en otros casos no. Un incendio de superficie de poca intensidad con longitudes de llama cortas (FUEGO BUENO) puede ser hasta beneficioso para el ecosistema ya que no quema del todo. Multitud de especies amplían su territorio por dispersión de semillas y baja la cantidad de combustible disponible por hectárea de superficie dejando en este caso pinares, por ejemplo, con menos posibilidades de sufrir incendios de alta intensidad y fuera de capacidad para los equipos de extinción. Por el contrario, las zonas con mucha densidad de arbolado, mucha materia orgánica en el suelo, mucha cantidad en este caso de pinocha, etc… son propensas a sufrir incendios “MALOS” con erosión posterior al no haber cobertura arbórea, cristalización del suelo evitando la penetración en estratos inferiores, pérdida de cubierta vegetal, empobrecimiento del suelo, afección a infraestructuras, efectos negativos sobre la fauna, pérdida total o parcial de la masa forestal, pérdida de fauna vertebrada e invertebrada, posible aparición de plagas (lagarta), alteraciones en la flora, pérdida de recursos naturales y vidas.
En el caso del pinar en la zona meridional de la isla en el municipio de El Pinar de El Hierro, y debido a los últimos incendios el pinar canario ha ampliado en demasía su territorio y es ahí donde hay que incidir, sobre todo en esos pinaretes para intentar naturalizar las masas y evitar en lo posible los efectos desastrosos de emergencias de este tipo. En nuestro caso, se ha visto como otras especies han ido colonizando más zonas debido a la adaptación de éstas al fuego.
María Dolores Peraza Zurita. Jefa de unidad de infraestructuras e hidrología del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos forestales del Cabildo Tenerife
Regímenes de fuego naturales, cada varias décadas o incluso cientos de años, pueden favorecer las dinámicas de los ecosistemas, pueden suponer una renovación, pero no estamos ante regímenes naturales de fuego ni en cuanto a intensidad ni en cuanto a recurrencia: hay fuegos muy fuertes cada muy poco tiempo y los ecosistemas todavía no se han recuperado de uno cuando les viene otro. Además, los bosques tienen densidades que no son las de un bosque natural o han sido fuertemente explotados en el pasado, los árboles no están plenamente desarrollados, los pinos no tienen bien formada su corteza protectora, el Monteverde no es maduro.
Didac Díaz Fababú. Director de Extinción de la Consejería de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo de Gran Canaria
Es difícil dar una respuesta sencilla a un tema complejo. Por una parte, el archipiélago canario lleva millones de años sufriendo incendios forestales, por lo que la mayoría de los ecosistemas canarios están adaptados a este fenómeno. En los últimos siglos, con la presencia del ser humano, nuestros montes se han quemado multitud de veces, y ahí están. Por poner un ejemplo del pinar canario, aunque podríamos pensar que es un bosque cerrado, la larga historia de incendios forestales ha producido aperturas en nuestros pinares, de manera tan recurrente que han evolucionado especies que ni siquiera podrían vivir dentro del bosque. Esos espacios abiertos dan la oportunidad a plantas, muchas de ellas endémicas, a las que les gusta la luz. En consecuencia, sin esos incendios naturales, nuestro paisaje sería más pobre en especies.
Por otra parte, nuestros ecosistemas están adaptados a un régimen de incendios forestales que difiere mucho del actual régimen de grandes incendios forestales (GIF). Los parámetros que definen ambos regímenes (intensidad, severidad, extensión, recurrencia, estacionalidad, origen…) han variado completamente. Los actuales GIF ocurren mayoritariamente en verano, son mucho más intensos y extensos y los efectos en la vegetación (severidad) son mucho mayores, por lo que tienen una afección mucho más grave a los ecosistemas que los incendios forestales de los siglos pasados. En los casos de comportamientos de alta intensidad, la vegetación tarda muchos más años en regenerarse que en zonas con baja intensidad. Y, sobre todo, los GIF de alta intensidad afectan gravemente al suelo, que tarda décadas en regenerarse, cosa que no pasa en los incendios.
Hay que decir también que los GIF actuales tienen comportamientos diferentes según zonas. Hay zonas que queman en baja intensidad, otras en media y otras en alta intensidad. Por ello no se puede generalizar diciendo que lo los GIF tienen efectos dañinos en todos los casos. En zonas con comportamientos de baja intensidad se pueden asimilar algo a los incendios naturales sin afección grave a los ecosistemas, ni a la regeneración, ni al suelo.
Por otro lado, no todos los ecosistemas canarios se comportan de la misma manera frente a los GIF. Ecosistemas como la laurisilva o monteverde, no están tan adaptados a los incendios forestales ni a los GIF tanto como el pinar, por ejemplo, debido a que han tenido regímenes de incendios completamente diferentes, marcados por la baja disponibilidad del combustible debido a la elevada humedad. A igualdad de intensidad, la severidad en la laurisilva es mucho mayor y por tanto, el tiempo de regeneración del ecosistema es mucho mayor.
En resumen, si bien la mayoría de los ecosistemas canarios están adaptados a un régimen de incendios, no afectando a su regeneración y aumentando la biodiversidad, los GIF, en ciertas zonas, tienen unos efectos mucho más severos, lo que lleva a comunidades más abiertas (matorrales) en detrimento de los bosques, afectando a la regeneración de estos y sobre todo, al suelo.
Esther Pérez. Técnica del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos Forestales del Cabildo de Tenerife
Hay que tener en cuenta no solo la existencia en sí del incendio, sino también la recurrencia y la severidad de los mismos. En los últimos años los incendios forestales se han producido con una periodicidad y virulencia en la que no ha habido tiempo de que se hubiesen recuperado. Por otro lado, las condiciones que podrían favorecer la regeneración dependientes del clima, han cambiado notablemente y no son tan favorecedoras. No siempre se ha tenido en cuenta la afección a los suelos, pero este último incendio ha causado daños que antes no se habían visto y hay que estudiarlo y obviamente valorarlo adoptando medidas para su recuperación.
Jonay Neris. Profesor ayudante doctor de la UD Edafología ULL e Investigador Honorario en el Centro para la investigación de Incendios Forestales. Universidad Swansea
En mi opinión los ecosistemas de las islas no están adaptados a la frecuencia y, sobre todo, severidad de los incendios que estamos viviendo en las islas. Es cierto que en muchos casos los impactos de los incendios individuales sobre especies con adaptaciones como el pino canario no son severos. Sin embargo, no hay que olvidar que los ecosistemas son complejos y que la reiteración de incendios puede tener un impacto notable sobre otras partes del mismo como pueden ser las especies vegetales no adaptadas al fuego o la micro, meso y macrofauna, lo que en definitiva puede reducir su diversidad y afectar su funcionamiento.
Además, en los últimos años la severidad de esos fuegos ha sido elevada e incluso extrema en algunas zonas, recordemos no sólo el incendio de Arafo de 2023 sino también el de Garajonay de 2012. Esos fuegos de alta severidad, aunque de extensión relativamente reducida si se comparan con los incendios de otras partes del mundo, afectaron áreas que presentan vegetación y suelos muy singulares. Estamos hablando del monteverde y los característicos suelos volcánicos orgánicos allí presentes, que tienen especial valor, pero también una elevada sensibilidad a los incendios. En estos casos además, son ecosistemas que ocupan superficies muy reducidas a nivel mundial y que se desarrollaron en situaciones climáticas que pueden ser diferentes a las actuales, lo que dificultaría su recuperación y vuelta a estados previos.
Un ejemplo: la severidad del último incendio de Arafo de 2023 sobre el suelo en algunas zonas húmedas de monteverde o repoblación de pino radiata fue extrema, consumiendo la materia orgánica, destruyendo o afectando la biota del suelo, su estructura y su porosidad hasta una profundidad de 25 cm aproximadamente. Esta severidad extrema y la profundidad que alcanzó es absolutamente inusual en incendios forestales no solo de las islas sino también de ecosistemas que conviven y tienen adaptaciones al fuego. Lo normal es que el fuego no afecte más allá de los primeros 2 cm incluso en severidad alta. Es obvio, por lo tanto, que este impacto extremo va a limitar considerablemente la capacidad de recuperación del ecosistema. No hay que olvidar que, frente a esos 25 cm de suelo afectado por el fuego en zonas de alto valor ecológico tras el último incendio, se estima que se necesitan entre 200 y 400 años para que se forme 1 cm de suelo. Sólo hay que hacer los cálculos.
Javier León. Responsable de la Unidad de Gestión Territorial Oeste del Servicio Técnico de Gestión Forestal
Existen pinares con un grado de intervención humana menor, pero no hay pinares que no hayan sido explotados en mayor o menor medida. Seguramente reductos en riscos y laderas inaccesibles, como el caso de Tágara en Guía de Isora, pero ese mismo monte ha sido explotado históricamente. En todos los pinares puedes encontrar la huella del hombre, en forma de cataduras para extraer astillas de tea o por la presencia de hornos de brea.
Javier León. Responsable de la Unidad de Gestión Territorial Oeste del Servicio Técnico de Gestión Forestal
En el Plan Anual de Aprovechamientos Forestales se regulan los aprovechamientos en montes públicos. Estos aprovechamientos se dividen en vecinales y de subasta. Los vecinales son los destinados a surtir de productos a los vecinos. Entre estos están los de restos de corta. Es así como el vecino puede retirar leñas y astillas, ya sea de tratamientos de montes incendiados, como cualquier otro tratamiento selvícola. Eso sí, salvo que el ayuntamiento propietario del monte establezca otra cosa, los productos son para los vecinos. En el caso de los montes de la zona oeste, el vecino va al Ayuntamiento y retira una autorización de carácter anual con la que puede subir al monte a retirar restos de corta, leñas muertas (no procedentes de restos de corta) y pinocha.
Javier León. Responsable de la Unidad de Gestión Territorial Oeste del Servicio Técnico de Gestión Forestal
Los montes privados son la gran asignatura pendiente de la Administración. Y no solo el monte que siempre ha sido monte. Especialmente el monte que hasta hace unas décadas eran campos de cultivo. Esos son los más degradados (entendiendo degradados como situados en la parte baja de la escala evolutiva de los ecosistemas hacia su situación climax) y por lo tanto los que van a propagar incendios con más facilidad. Degradación=incendios de mayor intensidad. Personalmente opino que el abandono del campo y del monte es un problema estructural que no se puede solucionar solo con campañas de concienciación. Gestionarlos sabiendo que no generan rentas es muy caro. Nadie lo va a hacer. Así que no queda otra que la compra estratégica, la cesión mediante convenios de larga duración u otras fórmulas de patrimonialización. También creo que la intervención directa de la Administración sin contraprestación es muy peligrosa. Porque tienes que tener la capacidad de intervenir allí donde sea necesario y las veces que sea necesario. ¿Cómo garantizas eso?
VARIOS PONENTES
Javier León. Responsable de la Unidad de Gestión Territorial Oeste del Servicio Técnico de Gestión Forestal
En mi opinión hay una gran carencia de Agentes de Medio Ambiente (AMA). Diría que escandalosa. Y encima, una buena parte de estos AMA se dedican a tareas que no son esenciales como Agentes de la Autoridad, que pueden realizar otros profesionales, y me refiero a los incendios y no se dedica el tiempo necesario a otras tareas que solo ellos pueden hacer, como es la vigilancia de los Espacios Naturales Protegidos (ENP), cada vez más saturados de visitantes. Creo que esa es la carencia más importante. En lo que se refiere a equipos de operarios para tareas de restauración, cada vez estos están más dedicados a la vigilancia y extinción de incendios y su participación en prevención, conservación y restauración se va haciendo más anecdótica, sustituida por personal de empresas públicas, cuya calidad de trabajo es excelente, pero que depende de la disponibilidad de presupuesto. En definitiva, la disponibilidad de recursos humanos para restauración ambiental está muy condicionada por las necesidades del operativo de incendios. Tendría que desligarse una cosa de otra porque incendios lo fagocita todo. Y lo digo siendo Técnico del Operativo Brifor y Técnico de Gestión de ENP Forestales.
Adela Conde. Responsable de Unidad Territorial Este del Servicio Técnico de Gestión Forestal del Cabildo de Tenerife
Recursos existen, pero hacen falta más debido al extenso trabajo que requiere mantener, conservar y restaurar la biodiversidad y probablemente es necesario que la ciudadanía sea consciente de la importancia de la necesidad de estos recursos humanos para mantener la gran riqueza del medio natural que tiene la isla de Tenerife.
Esther Pérez. Técnica del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos Forestales del Cabildo de Tenerife
No es tanto la falta de medios que únicamente depende de la administración, desde hace décadas hay un abandono de las zonas rurales y del sector primario que actúan como amortiguadores para frenar el avance de los incendios hacia las zonas pobladas. La tipología de los incendios, que en muchas ocasiones alcanza frentes de llama fuera de capacidad de extinción, también pone de manifiesto que por más medios que se dediquen a la extinción va a haber incendios que no puedan controlarse.
Obviamente dedicar más inversión a trabajos de prevención va a contribuir a tener bosques mejor preparados de cara a recuperarse tras un incendio o a que la afección sobre ellos no sea tan severa. Pero es el conjunto de acciones combinadas desde la sociedad (modelo de consumo, de energía, etc.) y desde las administraciones lo que mejor puede funcionar.
VARIOS PONENTES
Rafael Navarro. Catedrático de Ordenación de Montes. Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba
El clima está cambiando a nuestro alrededor más rápido de lo previsto, lo que podemos ver en el incremento de eventos climáticos extremos: olas de calor, tormentas más frecuentes y severas, sequías; por lo que resulta evidente que el cambio global (concepto más amplio que el cambio climático) está ya impactando nuestras vidas.
Sin embargo, todavía estamos a tiempo de evitar una crisis climática si conseguimos limitar el incremento de temperatura por debajo de 1,5° C, según un informe reciente de las Naciones Unidas. Esto no quiere decir que no vaya a haber impactos, pero estos, al menos, serían “asumibles”.
El Acuerdo de París, firmado en 2015 por 196 países, apunta a mantener el calentamiento global muy por debajo de 2° C, o incluso 1,5° C, ahora el reto es cumplir los acuerdos que se alcanzaron.
José Luis Martín Esquivel. Responsable de Unidad de Protección y Conservación de Áreas Naturales del Cabildo de Tenerife
El calentamiento es inevitable, lo que sí es evitable es que sea excesivo. De nosotros depende que sea mucho o demasiado. En todo caso, las condiciones de vida podrán empeorar, algo o mucho, dependiendo de si se mitiga las emisiones de CO2 y somos capaces de adaptarnos a la nueva realidad
VARIOS PONENTES
Rafael Navarro. Catedrático de Ordenación de Montes. Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba
La Silvicultura Adaptativa, que podemos considerar una “selvicultura de la incertidumbre” debe ser un esfuerzo de colaboración entre todas las partes interesadas, administraciones públicas (como “gestoras” del territorio), propietarios (como “constructores” del territorio), y sociedad civil (como “cuidadores” del territorio), pero eso requiere de un esfuerzo, como usted menciona, de educación, divulgación y voluntad para realizar un trabajo mutuo.
Las propuestas científicas proporcionan un marco experimental para esa selvicultura, utilizando un conjunto de recursos de adaptación, pero deben complementarse a través de mecanismos de participación para hacerlas “reales”.
José Luis Martín Esquivel. Responsable de Unidad de Protección y Conservación de Áreas Naturales del Cabildo de Tenerife
Imagino que sí se pueden abrir estos marcos de colaboración, la Jornadas Forestales son un buen ejemplo de ello.
VARIOS PONENTES
Rafael Navarro. Catedrático de Ordenación de Montes. Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba
Los recientes avances en la ciencia de datos, junto con la transformación de la tecnología digital y basada en sensores, han mejorado notablemente la capacidad de las aplicaciones de inteligencia artificial (IA) en los ámbitos forestal y de conservación. Por lo tanto, ya empieza a ser una realidad la aplicación de la IA a muchos aspectos relacionados con la selvicultura y la biodiversidad: modelización, sistemas de evaluación a “tiempo real”, algoritmos de detección de cambios, etc. En los próximos (pocos) años veremos una “explosión” de la IA aplicada al territorio, aunque, es importante (como en otros ámbitos de aplicación) mantener un equilibrio entre las enormes posibilidades que nos ofrece la IA y la “proximidad a la realidad”. Nosotros hemos usado en alguna ocasión la expresión el “dato con botas”, necesitamos datos, capacidad de análisis, modelización… en todo ello nos ayuda mucho la IA, pero hay que mantener los “pies en el suelo” para que los resultados que obtengamos tengan aplicaciones reales y no sean meros artificios.
José Luis Martín Esquivel. Responsable de Unidad de Protección y Conservación de Áreas Naturales del Cabildo de Tenerife
Sin duda que sí, pero no todavía. La IA avanza muy rápido y en poco tiempo se verán los resultados.
Ángel Benito Fernández López. Director Conservador del Parque Nacional de Garajonay
Cortar la masa quemada es la practica más común después de un incendio. Los motivos principales normalmente son el aprovechamiento de la madera y la reducción de los combustibles. En el caso de un Parque Nacional el aprovechamiento no tiene prioridad, lo que prima son factores de conservación.
Efectivamente, no cortar necromasa significa, como se dice, dejar un combustible potencial. Pero hay que tener en cuenta otros factores, la cantidad de combustible, su continuidad, si es materia gruesa o fina.
También hay que tener en cuenta las características de la vegetación que se instala después del fuego. En nuestro caso (Parque Nacional de Garajonay) se trata de un matorral que pronto alcanza un gran porte, con mucha carga, que conforman combustibles muy finos y apretados, con potencial para generar incendios con gran velocidad de propagación. El mayor problema, en estos casos, si ocurriese un nuevo incendio, no estaría tanto en los restos de combustible quemado si no en estos matorrales que serían el elemento de propagación.
Por otro lado, la madera muerta, sobre todo la gruesa, es mucho más que un combustible. Aporta valores ecológicos muy importantes como pueden ser el servir de perchas para la avifauna, lo que contribuye a su vez a los procesos de dispersión y recolonización posincendio. También aportan cavidades para aves y murciélagos. Son el sustrato que sirve para multitud de organismos, principalmente artrópodos y hongos en los procesos de descomposición. También son reservas de carbono y materia organiza que paulatinamente se incorporan al suelo. En el caso de zonas de niebla también tienen una función de captación de agua y proporcionan algo de sombra y abrigo, etc. En definitiva, hay una complejidad estructural, almacén de recursos y procesos asociados a la materia muerta que su eliminación total supone una perturbación y una simplificación ecológica añadida.
Por otra parte, no hay que olvidar que los trabajos de corta llevan aparejados el arrastre y extracción de los residuos, lo que supone un trasiego de maquinaria que compacta el suelo y lo perturba nuevamente, rompiendo las agregaciones de partículas que se van formando e incluso las cubiertas protectoras de musgos que se forman a los pocos meses del incendio y que, en el caso de la laurisilva, realizan una función extraordinaria de fijación de suelo.
Otro elemento que influye en la toma de decisiones son las limitaciones presupuestarias. Es muy importante trabajar en prevención no solo en lo quemado sino también en lo no quemado, reforzar la defensa de lo que nos ha quedado sin quemar y todo eso hay que tenerlo en cuenta.
Por tanto, nuestra propuesta para la gestión de zonas quemadas es una propuesta de equilibrios, ponderando la retirada de residuos en zonas estratégicas o especialmente comprometidas y realizar restauración activa allí donde se necesite, manteniendo sin tocar otras zonas, para facilitar la recuperación de la biodiversidad espontanea.
VARIOS PONENTES
Manuel Marrero. Unidad Delegada de la Comunidad Autónoma del Parque Nacional del Teide
La pregunta es muy genérica. La responderé en términos de lo que nos ocupa que es el incendio de agosto de 2023. El Plan Director, en su artículo 3.2.2. (Directrices en materia de conservación de recursos naturales y culturales) dice en la letra “m”: Las catástrofes naturales forman parte de los procesos ecológicos de los parques nacionales, por lo que sólo se aplicarán medidas preventivas o correctoras cuando esté directamente amenazada la seguridad de las personas, las infraestructuras existentes o cuando existan factores agravantes de origen antrópico. En razón de su excesiva recurrencia, se exceptúa el caso de los incendios forestales, que deberán ser extinguidos aun cuando deriven de causas naturales. En este sentido, y con los medios disponibles, se trató a toda costa de detener el avance del fuego.
Además, la letra “a” del mismo artículo dice: Se actuará con la mínima interferencia hacia los procesos naturales, procurando mantener o recuperar en su caso, por motivos de conservación, los procesos naturales o los usos que mejor contribuyan a este fin. Cuando sea necesario un manejo activo, se dará preferencia a la utilización de técnicas que favorezcan, con tanta fidelidad como sea posible, el normal funcionamiento de los procesos naturales. En este sentido, precisamente las instalaciones de vallados propician la regeneración natural del matorral favoreciendo el normal funcionamiento del sistema natural, es decir sin la presencia de herbívoros introducidos.
A todo ello, habría que sumar lo dicho en la letra “c”: Se mantendrá y, en su caso, recuperará la biodiversidad, geodiversidad y funcionalidad propia de los sistemas naturales de los parques y se evitará la desaparición de los taxones autóctonos y del patrimonio geológico
Atendiendo a lo dicho, entendemos que las medidas acometidas como consecuencia del incendio de 2023 siguen las directrices del Plan Director
Ángel Benito Fernández López. Director Conservador del Parque Nacional de Garajonay
El Plan Director de Parques Nacionales no concreta el tipo de gestión post incendio a llevar a cabo.
VARIOS PONENTES
María Dolores Peraza Zurita. Jefa de unidad de infraestructuras e hidrología del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos forestales del Cabildo Tenerife
No necesariamente viene de Europa el dinero destinado a prevención/restauración en incendios, gran parte proviene de fondos nacionales, autonómicos o de las corporaciones locales. En todo caso, el mejor escenario consistiría en contar con líneas de financiación continuas y blindadas destinadas a realizar trabajos preventivos. La prevención es crucial. Hemos de centrar los esfuerzos en la prevención y demandar como sociedad financiación para ello.
Igor Pasaban. Técnico de la Unidad Insular de Medio Ambiente del Cabildo de La Gomera
Lo importante en mi opinión es que vengan de donde vengan los fondos se debe de tener una planificación y una continuidad en los trabajos para que de repente no se paralicen los trabajos y por ejemplo la caña crezca o los trabajos de prevención realizados se paralicen y haya que volver a retomarlos más adelante, implicando un periodo donde no existan cordones de prevención. En muchas ocasiones los fondos europeos implican finalizarlos en un periodo determinado no pudiendo enlazar con los fondos del siguiente año, es por ello la dificultad de planificación en muchos trabajos con fondos europeos que queramos que tengan continuidad.
Juan Bautista Mora. Jefe de la Sección Forestal del Área de Medio Ambiente, Residuos, Reciclaje, Seguridad y Emergencias del Cabildo del Hierro
En la isla de El Hierro utilizamos los fondos europeos (FEADER) para llevar a cabo acciones preventivas, y también fondos propios con personal del Cabildo con Tragsa (solo en verano) y brigadas EIRIF de GESPLAN que pertenecen al Gobierno de Canarias. Hace años que no solicitamos tratamientos con fondos FEADER realizándolos nosotros y destinándolos a infraestructuras (depósitos contra incendios para helicópteros, Dron, puntos de vigilancia, centros operativos, etc…)
En el caso de restauración de zonas afectadas por incendios forestales si que en 2003 y 2006 que fueron los dos (2) incendios más importantes y recientes de 357 y 1467 has respectivamente, sí que solicitamos siempre ayudas por la vía de urgencia al Ministerio a nivel nacional y a Europa con los FEADER.
Didac Díaz Fababú. Director de Extinción de la Consejería de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo de Gran Canaria
En Gran Canaria la mayor parte de la financiación económica para la prevención/restauración no proviene de fondos europeos sino de fondos propios. Creemos que en el futuro próximo esos fondos se van a complementar con fondos privados debido a la obligatoriedad que va establecer la Unión de Europea a las grandes empresas emisoras de gases de efecto invernadero, de compensar dichas emisiones mediante créditos de carbono.
Mercedes González. Jefa de Sección del Parque Rural de Teno del Cabildo de Tenerife
No entiendo bien esta consulta, realmente, pero si refiere a la estabilidad/inestabilidad política que tenemos en Europa y que por ahora dependemos en gran medida de estas subvenciones para llevar a cabo los proyectos de restauración y las medidas de prevención de incendios forestales, pues realmente no es el mejor escenario, no. Para revertir esto sería ideal conseguir un Pacto de cara a Reforzar las medidas de protección y conservación del patrimonio natural.
Esther Pérez. Técnica del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos Forestales del Cabildo de Tenerife
El porcentaje que supone las subvenciones europeas no supone una cifra tan alta en el origen de la inversión, hay una parte elevada de presupuesto propio del Cabildo. En mi opinión sería muy interesante conseguir que los terrenos privados de la zona de medianías/interfaz, pegada a los montes públicos que se gestionan desde la administración, generasen beneficios a las personas propietarias que hiciesen interesante su mantenimiento en condiciones que contribuyan a frenar los incendios, contemplando incluso el pago por bienes ecosistémicos.
María Dolores Peraza Zurita. Jefa de unidad de infraestructuras e hidrología del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos forestales del Cabildo Tenerife
El problema de usar maquinaria pesada en terrenos afectados por incendios forestales es que el suelo puede estar más o menos degradado debido al paso del fuego y si se circula sobre él con maquinaria pesada que no es la adecuada o sin tomar les precauciones necesarias, podemos dañarlo, principalmente al compactarlo con el peso de las máquinas o por removerlo y hacerlo más vulnerable a la erosión. En un suelo compactado el agua se infiltra peor y las plantas crecen peor. Para evitar dañar más el suelo, en los trabajos que se hagan en los que sea necesario emplear maquinaria pesada porque sin maquinaria no podrían hacerse, debemos usar siempre máquinas forestales diseñadas para trabajar en el monte, con neumáticos adecuados y que supongan un daño mínimo. Además, trataremos que las máquinas circulen sobre restos vegetales, para que éstos también supongan un cierto colchón que amortigüe el peso de la máquina.
El caso de las pistas forestales es diferente:
Para que las pistas forestales estén en buen estado y pueda circularse por ellas en condiciones de seguridad es necesario que se trabaje en ellas periódicamente haciendo uso de maquinaria pesada. Son trabajos de envergadura y no sería posible hacerlos sin usar maquinaria pesada.
Estos trabajos de mantenimiento de las pistas consisten en remover y distribuir la tierra para que la pista quede circulable y darle la pendiente adecuada para que el agua se drene fuera de la pista y la dañe lo menos posible. El último paso es compactar la pista con un cilindro compactador, una máquina pesada provista de un gran rotor que gira y vibra aplastando el terreno. En las pistas interesa que el terreno quede compactado, cuanto más compactada está la pista, más resistente es.
En la restauración de pistas forestales se hacen esos mismos trabajos, pero partiendo de un suelo que se ha quemado, que puede estar muy suelto y que es más frágil ante el paso del agua, que podría arrastrarlo y llevárselo. Recuperamos todo el suelo que podamos, lo volvemos a aplanar, le damos la pendiente, lo compactamos y construimos escolleras, muretes y salidas de agua para proteger los márgenes de la pista ante el paso del agua. La única alternativa para restaurar la pista es precisamente trabajar con máquinas para fortalecer y proteger el suelo.
Afortunadamente, por ahora no hemos encontrado ninguna pista forestal afectada por el fuego en la que el terreno esté tan dañado como para que no pueda circular sobre ella una máquina y no podamos trabajar para restaurarla.
En el caso de la retirada de materiales caídos sobre las pistas debido al incendio forestal, el objetivo era dejar las pistas despejadas lo antes posible, para que los medios de lucha contra incendios y las personas que ya trabajaban en la restauración pudiesen moverse por el monte. Usar nuestros tractores forestales para despejarlas era la mejor opción para poder hacer esos trabajos rápido y con el menor riesgo posible para los trabajadores.
María Dolores Peraza Zurita. Jefa de unidad de infraestructuras e hidrología del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos forestales del Cabildo Tenerife
La red de pistas es objeto de continuos trabajos de conservación para que esté operativa. Durante el incendio cayeron materiales (rocas, árboles) sobre las pistas, y hubo que despejarlas sobre la marcha, en cuanto nos dábamos cuenta de que no se podía pasar (porque alguien intentaba pasar y no podía).
José Luis Martín Esquivel. Responsable de Unidad de Protección y Conservación de Áreas Naturales del Cabildo de Tenerife
El problema en el cardonal-tabaibal es que está siendo poco monitorizado, suponemos que están habiendo cambios importantes pero que yo sepa nadie está investigando este tema en detalle, al menos como pasa en los ámbitos boscosos o de alta montaña. Seguro que están entrando especies nuevas –los ganadores del cambio climático- cuyas abundancias están en aumento. El futuro está por buscar refugios para este hábitat en zonas de medianías, sobre todo al oeste de la isla.
José Luis Martín Esquivel. Responsable de Unidad de Protección y Conservación de Áreas Naturales del Cabildo de Tenerife
Tengo la impresión de que sí, ahora mismo se está abriendo ya la línea de que hay que actuar, y eso implica redefinir algunos conceptos de conservación de los años atrás, pues hay un agente perturbador (cambio climático) que está actuando con mucha celeridad y las recetas del pasado muchas veces ya no funcionan.
José Luis Martín Esquivel. Responsable de Unidad de Protección y Conservación de Áreas Naturales del Cabildo de Tenerife
Por ahora no se contempla. No hay consenso científico sobre que va a suceder, hay estudios que dicen que la cota se elevará y otros que dicen que descenderá y prácticamente no hay robustez estadística en ninguna de las dos afirmaciones. Son meras hipótesis, al menos por ahora.
Esther Pérez. Técnica del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos Forestales del Cabildo de Tenerife
Se había trabajado en colaboración con la ULL en anteriores incendios para evaluar cambios en aspectos físico/químicos principalmente concluyéndose como prioritaria, después del incendio, la necesidad de sujetar el suelo (con cobertura de astilla y construcción de fajinas, pequeños diques de madera en perpendicular a la pendiente). Pero este incendio marca una diferencia absoluta respecto a los anteriores en la cuestión de afección a horizontes más profundos y a daños en la microbiota del mismo, habiéndose iniciado distintas líneas de investigación para sacar información sobre ello.
Esther Pérez. Técnica del Servicio Técnico de Planificación y Proyectos Forestales del Cabildo de Tenerife
Sí, este año en el vivero de Aguamansa se va a inocular planta con suelo micorrizado de zonas próximas a los lugares de plantación para tratar de llevar a campo planta más resiliente y mejor preparada.
Jonay Neris. Profesor ayudante doctor de la UD Edafología ULL e Investigador Honorario en el Centro para la investigación de Incendios Forestales. Universidad Swansea
Se aplica sobre la superficie del suelo. La astilla se irá incorporando al suelo de forma natural y progresivamente, contribuyendo a aumentar la materia orgánica del mismo.
Jonay Neris. Profesor ayudante doctor de la UD Edafología ULL e Investigador Honorario en el Centro para la investigación de Incendios Forestales. Universidad Swansea
Son sustancias químicas que unen o agregan las partículas del suelo aumentando la porosidad del mismo y su resistencia a la erosión. Nosotros hemos probado por ejemplo las poliacrilamidas aunque sin mucho éxito.
Jonay Neris. Profesor ayudante doctor de la UD Edafología ULL e Investigador Honorario en el Centro para la investigación de Incendios Forestales. Universidad Swansea
Puede pasar que una cobertura de astillas demasiado alta repercuta negativamente en la germinación de las semillas y el crecimiento de las plántulas desde el banco de semillas del suelo, pero esto solo ocurriría en caso de cobertura de astilla del 100 % y de varios cm de espesor. Las coberturas utilizadas tras los incendios van desde el 60 al 80 % y no alcanzan 1 cm de espesor. No es probable que se den cambios importantes en la composición del suelo comparado con la situación antes del incendio y que esos cambios afecten negativamente al ecosistema.
María Ángeles Llaría López. Jefa de Unidad Técnica de Biodiversidad del Servicio Técnico de Gestión Ambiental del Cabildo de Tenerife
El corredor ecológico del termófilo es una propuesta estratégica para recuperar el bosque termófilo de la isla de Tenerife del que queda tan solo un 6% en la Isla. Es también la formación vegetal que presenta un peor estado de conservación en la isla, encontrándose muy amenazada y prácticamente al borde de la desaparición.
En Tenerife, se estima que en su máximo apogeo ocupaba unas 30.000 hectáreas de la superficie insular, un 15,5% de la isla. Actualmente, este número se ha reducido drásticamente hasta unas 2.000 hectáreas, que representan un 1,03% de la superficie total de la isla. De esta manera, hasta el momento, se ha perdido un 93,3% del bosque termófilo total. En este alarmante estado de conservación intervienen numerosos factores como puede ser la erosión del suelo, la deforestación y la aparición de especies exóticas invasoras.
Pero destaca por encima de todos estos factores de amenaza la acción humana como uno de los más importantes en su regresión. Esto se debe a que este bosque ocupa las medianías de la isla, justo la zona del territorio donde la acción humana tiene una mayor incidencia sobre el medio natural, ya que es la zona donde se presenta un mayor desarrollo urbanístico, industrial y agrícola. Estas actividades y usos del suelo por lo general se desarrollan de manera incompatible con el del medio natural, y llevan a la desaparición de esta importante formación vegetal para los ecosistemas y la biodiversidad insular. Realizado este diagnóstico inicial, lo que se ha desarrollado una banda de recuperación ideal para desarrollar en los próximos años. Hasta ahora se han redactado 3 proyectos de restauración y, uno de ellos se realizará en los próximos meses que es el de la Montaña Fagundo en Tacoronte.
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